
Algunos somos propensos a “desinflarnos” muy fácilmente ante las situaciones adversas que nos trae la vida; quizá porque es la actitud más natural y de menor esfuerzo. Un poco de auto-lástima, una cuota de depresión, y no puede faltar el enojo y la mala actitud. Diría que muchos casos lo ameritan y está bien. Por ejemplo un divorcio, la muerte de un ser querido, una enfermedad grave, etc. El problema es que muchos hacemos de la desesperanza un estado permanente.
La mayoría hemos escuchado la historia de José el de la biblia, no me refiero al papá de Jesús, sino al que llegó a ser el segundo al mando en el Egipto de los faraones, luego de que Dios le dijera el significado del sueño del Rey sobre las 7 vacas gordas y las 7 vacas flacas.
Parece ser que José no le caía muy bien a sus hermanos, pues entre otras cosas era algo así como el preferido de su papá, Jacob; de modo que en una buena oferta lo vendieron como esclavo, pero simularon que había muerto, manchando su túnica con sangre de algún animal, como prueba ante su papá. Como es obvio, Jacob sufre terriblemente; entra en un extenso luto, e incluso del texto se puede inferir que se deprime profundamente. Ya nunca más verá a su hijo. Todas las expectativas y oportunidades que tenía para él, se esfumaron para siempre.
Sin embargo Dios transforma la acción negativa de los hermanos de José en una bendición futura. Dios les permite reencontrarse luego de varios años, cuando ya no había esperanza, y allí Jacob se funde en un abrazo con José, mientras entiende una vez más que si ponemos nuestra vida en las manos de Dios, Él va a tomar el control de todos los detalles, Él va a tornar toda situación de angustia en una bendición futura, Él va a generar milagros.
Me captura una frase que Jacob le dice a José más adelante en esa historia: "Ya había perdido la esperanza de volver a verte, pero Dios me ha permitido incluso conocer a tus hijos" (Gen 48:11). Dios hizo más allá de toda expectativa de Jacob, mucho más allá de toda esperanza. Esa es su voluntad para con los que determinan confiar la vida en Sus manos.
Jacob vio su milagro y entendió el plan de Dios en esta vida, pero también habrá casos donde sus planes trascienden la existencia como la conocemos hoy, y los entenderemos hasta ese momento. Lo importante es confiar en Él, saber que Su voluntad es para nuestro bien, y tener nuestra esperanza en Él. Su mano no se apartará de quienes confían en Él. Él no solo cumplirá el anhelo de tu corazón, sino que te mostrará lo que ni siquiera imaginabas.
La mayoría hemos escuchado la historia de José el de la biblia, no me refiero al papá de Jesús, sino al que llegó a ser el segundo al mando en el Egipto de los faraones, luego de que Dios le dijera el significado del sueño del Rey sobre las 7 vacas gordas y las 7 vacas flacas.
Parece ser que José no le caía muy bien a sus hermanos, pues entre otras cosas era algo así como el preferido de su papá, Jacob; de modo que en una buena oferta lo vendieron como esclavo, pero simularon que había muerto, manchando su túnica con sangre de algún animal, como prueba ante su papá. Como es obvio, Jacob sufre terriblemente; entra en un extenso luto, e incluso del texto se puede inferir que se deprime profundamente. Ya nunca más verá a su hijo. Todas las expectativas y oportunidades que tenía para él, se esfumaron para siempre.
Sin embargo Dios transforma la acción negativa de los hermanos de José en una bendición futura. Dios les permite reencontrarse luego de varios años, cuando ya no había esperanza, y allí Jacob se funde en un abrazo con José, mientras entiende una vez más que si ponemos nuestra vida en las manos de Dios, Él va a tomar el control de todos los detalles, Él va a tornar toda situación de angustia en una bendición futura, Él va a generar milagros.
Me captura una frase que Jacob le dice a José más adelante en esa historia: "Ya había perdido la esperanza de volver a verte, pero Dios me ha permitido incluso conocer a tus hijos" (Gen 48:11). Dios hizo más allá de toda expectativa de Jacob, mucho más allá de toda esperanza. Esa es su voluntad para con los que determinan confiar la vida en Sus manos.
Jacob vio su milagro y entendió el plan de Dios en esta vida, pero también habrá casos donde sus planes trascienden la existencia como la conocemos hoy, y los entenderemos hasta ese momento. Lo importante es confiar en Él, saber que Su voluntad es para nuestro bien, y tener nuestra esperanza en Él. Su mano no se apartará de quienes confían en Él. Él no solo cumplirá el anhelo de tu corazón, sino que te mostrará lo que ni siquiera imaginabas.