domingo, 20 de abril de 2014

Sueños Que Urgen

Cuando el niño preguntó sobre la pesadilla que esa noche tuvo el papá, su madre le respondió: “Uno no puede elegir los sueños que tiene.  Son los sueños los que eligen a las personas”.  La conversación sucede entre los personajes de un exquisitamente delirante libro de Saramago, y como puede notarse referencian expresamente la materia onírica, es decir, las imágenes que vivimos mientras dormimos.

La primera vez que leí la frase (porque aunque voy por la página 152, me he devuelto varias veces a releerla en la página 127) estuve de acuerdo en que aplica solo a los sueños que soñamos dormidos, no a los que soñamos despiertos.  Sin embargo, sin llegar al extremo de pensar que nuestro destino ya está pre escrito en la libreta cósmica de Dios (y digo libreta, porque no lo imagino con computadora), si me atrevo a pensar que en nuestro ADN emocional-mental, ya Dios plantó una semilla del sueño particular para la vida de cada ser humano.

Si esto es cierto, y al menos tengo el derecho de creerlo cierto para mí, ya el asunto no se trata de ir buscando por el mundo experiencias, oficios y mucha imaginación para inventar qué quiero lograr en y con mi vida, sino más bien se trata de la tarea titánica de auto descubrirnos, auto pesarnos (si, pesarnos), para lograr conectar con esa semilla del sueño que Dios nos escribió en el corazón.

Los menos lo tienen claro desde temprano en su vida, quizá por una epifanía, una clarividencia providencial, o por heredar un talento especial para el ejercicio de auto conocerse.  Pero los más, entre los que me cuento, pasamos muchos soles con sus lunas, para descubrirlo.  Somos esos que más lentamente nos damos cuenta de las cosas en las que realmente somos buenos, lo que con gusto nos mantiene insomnes, lo que nos acelera el corazón con apenas nombrarlo.


Lamentablemente muchos se retrasan construyendo los sueños de otros, de su familia, de los formatos sociales, enterrando el suyo propio bajo una montaña de expectativas ajenas.  La buena noticia es que hoy es un buen día para retomar, y aún sin guantes agarrar el pico y la pala para explorarnos por dentro y descubrir nuestro propio sueño.  No se retrase otro día pues el mundo está urgido de sus sueños.