jueves, 24 de diciembre de 2015

La noche en la que Dios se hizo vulnerable

Nada en esa noche era diferente de todas las otras noches del mundo:
Como siempre, miles de estrellas hiriendo la oscuridad profunda, como infinitas velas lejanas o gotas disecadas de la última tormenta de luz que provocara un ancestral choque de soles. 

El frío metía igual sus dedos congelados, con la complicidad del viento, por entre las ropas de la gente.

La vida y la muerte, como noche tras noche, recorrían el mundo de la mano, dejando sus canciones en cientos de partos y en cientos de partidas.

¡Y qué decir de los enamorados!  No fueron diferentes esa noche, bebiéndose el amor con la sed exacerbada de un desierto, tocándose la piel como si tuvieran bocas y lenguas hambrientas en las manos.
 
Reitero, nada era diferente esa noche:
La compañía y la soledad, como espectros en esquinas opuestas del alma humana, pintaron como siempre sus luces y sombras en los rostros de la gente.

Como todas las noches, los privilegiados se irían a dormir tras un festín de gula, mientras la desbordante mayoría disuadía la mandíbula y la tripa con algún caldo vacío.

Las mismas mareas bailando al compás de los astros cercanos.  Las mismas piedras sentadas por todos los caminos.  La misma luna tejiendo poesías en los ojos de los hombres.  Los mismos perros ladrando sin razón a las sombras.  Los mismos ademanes de los árboles cuando los toca el viento.  Los mismos ríos desbocados en la piel de sus aguas.

La única diferencia de esa noche fue el primer llanto de un recién nacido.  No porque llorara con un sonido diferente a cualquier otro niño.  Sino porque quien alguna vez dijera “que se haga la luz”, el que con su ciencia doblara y desdoblara el tiempo, y con su simple aliento le diera dirección a las esquinas del viento, lloraba por primera vez, como nosotros, los hombres.  Quizá de frío, quizá de hambre, quizá por el sobresalto de no estar ya más en el vientre de su madre, igual que nosotros, los hombres.  Fue la noche en la que Dios se hizo vulnerable.

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