Un par de días más y regresa mi Tita, uno de los primeros amores de mi vida (como alguien ya escribió), para quedarse 6 meses con nosotros antes de regresar por otro tanto a Canadá, donde vive desde hace muchísimos años. Que delicia volver a sentir su abrazo de mar en calma.
Mi Tita! Siempre de buen humor, 80 años de buen humor. Se llama Doña Benilda, pero le digo muchos sobrenombres, como Beni, Bruni, Brunilda, aunque el oficial es Tita; hasta mis buenos amigos le dicen así. Llora cuando escucha una guitarra, y cuando le toca cantar el aire lo saca del alma. Una vez le hice una canción, que por cierto ya no recuerdo; quizá después le haga otra, alguna tarde que tenga de visita una estrella temprana.
Me cuidaba mientras mami trabajaba, así que era como otra mamá, pero sin el peso natural de quien quiere evitar culpas futuras.
El primer recuerdo que tengo de haber llorado en forma desesperada fue cuando, con menos de 5 años, soñé que se había muerto. Me sentí tan asustado! Como quedar sin manos! Y como les costó a todos desencajarme la angustia del alma diminuta.
En mi caja de cosas imborrables tengo cuando se sentaba en mi cama para orar juntos antes de dormir, eso me hacía sentir seguro! Y qué decir de cada domingo, caminando con ella de la mano hasta la iglesia. No se si será consciente de tanto que ha hecho por mi. Desde usar su sabiduría simple cuando en séptimo año del cole le conté lo que me decía una muchacha de quinto; hasta ver la vehemencia con que me aconsejaba en la cocina para que no perdiera el mapa durante la adolescencia. Con certeza puedo decir que es de las personas que más le ha hablado a Dios de mi, no me queda duda.
Cada vez que llamo a la casa de mami y Tita contesta, finjo la voz, y ella en su simpleza de abuelita siempre cae en la broma, o quizá solo me sigue la corriente para luego reírnos juntos. De todos modos es una excelente cómplice de mis bromas, como cuando la pongo a decirle un sobrenombre a algún amigo, o cuando me acompañó a recoger a una amiga, pero antes de que mi amiga saliera, yo me bajé del carro y me escondí, mientras Tita, con sus 80 años, se pasó al lado del conductor, bajó la ventana, sacó su codo, estilo chofer de taxi, y puso la otra mano en la manivela. Fue tan divertido ver a mi amiga sorprendida de que Tita había llegado por ella! Y Tita se pasó de buena actriz, sostuvo la risa hasta el final!
Me gusta pensar que soy su nieto preferido, y la vacilo diciéndoselo delante de sus otros nietos! La pobre solo hacer caras, sin decir nada, para no quedarle mal a nadie!
Está más fuerte y saludable que el resto de la familia, así que si la cuidamos la vamos a tener un muy buen rato más, incluso el tiempo necesario para que alguna vez pueda alzar un hijo mío, y le frote suavemente los brazos para quitarle el frío, como cada diciembre lo hacía conmigo.
http://www.peterparedes.blogspot.com/
Mi Tita! Siempre de buen humor, 80 años de buen humor. Se llama Doña Benilda, pero le digo muchos sobrenombres, como Beni, Bruni, Brunilda, aunque el oficial es Tita; hasta mis buenos amigos le dicen así. Llora cuando escucha una guitarra, y cuando le toca cantar el aire lo saca del alma. Una vez le hice una canción, que por cierto ya no recuerdo; quizá después le haga otra, alguna tarde que tenga de visita una estrella temprana.
Me cuidaba mientras mami trabajaba, así que era como otra mamá, pero sin el peso natural de quien quiere evitar culpas futuras.
El primer recuerdo que tengo de haber llorado en forma desesperada fue cuando, con menos de 5 años, soñé que se había muerto. Me sentí tan asustado! Como quedar sin manos! Y como les costó a todos desencajarme la angustia del alma diminuta.
En mi caja de cosas imborrables tengo cuando se sentaba en mi cama para orar juntos antes de dormir, eso me hacía sentir seguro! Y qué decir de cada domingo, caminando con ella de la mano hasta la iglesia. No se si será consciente de tanto que ha hecho por mi. Desde usar su sabiduría simple cuando en séptimo año del cole le conté lo que me decía una muchacha de quinto; hasta ver la vehemencia con que me aconsejaba en la cocina para que no perdiera el mapa durante la adolescencia. Con certeza puedo decir que es de las personas que más le ha hablado a Dios de mi, no me queda duda.
Cada vez que llamo a la casa de mami y Tita contesta, finjo la voz, y ella en su simpleza de abuelita siempre cae en la broma, o quizá solo me sigue la corriente para luego reírnos juntos. De todos modos es una excelente cómplice de mis bromas, como cuando la pongo a decirle un sobrenombre a algún amigo, o cuando me acompañó a recoger a una amiga, pero antes de que mi amiga saliera, yo me bajé del carro y me escondí, mientras Tita, con sus 80 años, se pasó al lado del conductor, bajó la ventana, sacó su codo, estilo chofer de taxi, y puso la otra mano en la manivela. Fue tan divertido ver a mi amiga sorprendida de que Tita había llegado por ella! Y Tita se pasó de buena actriz, sostuvo la risa hasta el final!
Me gusta pensar que soy su nieto preferido, y la vacilo diciéndoselo delante de sus otros nietos! La pobre solo hacer caras, sin decir nada, para no quedarle mal a nadie!
Está más fuerte y saludable que el resto de la familia, así que si la cuidamos la vamos a tener un muy buen rato más, incluso el tiempo necesario para que alguna vez pueda alzar un hijo mío, y le frote suavemente los brazos para quitarle el frío, como cada diciembre lo hacía conmigo.
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