sábado, 9 de marzo de 2013

Asombrado sí, pero nada más


En la época no se usaban apellidos, así que solo firmó como “Marcos”.  Fue amigo de uno de los testigos presenciales de los hechos que describe.  Una de las escenas que narra es bastante simple.  Está uno de los más grandes maestros que ha tenido la humanidad, Jesús, enseñando a un grupo de personas de su misma ciudad.  Cuenta que muchos al escucharlo quedaron perplejos, asombrados de tanta sabiduría; pero unos pocos renglones más abajo dice que Jesús no pudo hacer gran cosa allí por la incredulidad de ellos.

Sin moral para juzgar a nadie más que a mí, me percibo tan claro en esa fotografía descrita por el autor.  Embelesado con todos los principios de vida que enseñó Jesús, su mensaje reconciliador, su visión de la vida, sus señalamientos sobre la injusticia social y religiosa, y hasta cómo enfrentó la muerte.  Sin embargo eso se queda tantas veces en un simple ejercicio de asombro intelectual, sin hacer el respectivo “download” de ese material al corazón.  Porque al final es en el corazón donde se producen los cambios significativos de una persona.  Es el corazón el que cree, el que confía, el que abraza la esperanza.

¿Estarás vos también en esta foto?

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