martes, 8 de marzo de 2011

Para las mujeres de mi vida


Soy dichoso por haber sido tocado por el amor de las mujeres de mi vida. Desde aquella muchachita de dieciocho años, cuyos latidos se convirtieron en mi primer canción de cuna durante vertiginosos nueve meses; hasta la que hoy tiene la magia, sin pretenderlo, de llenarme el corazón de lunas llenas.

Las mujeres de mi vida son por sí mismas hondas huellas, pero huellas de manos y palabras, huellas de plegarias y de lágrimas, de canción y de sangre, de emoción desbordada. Huellas de besos y de orgasmos, caricias y miradas, de ternura sin armas.

Las mujeres de mi vida tienen rostro, rostro de madre y de abuelas, rostro de hermana y de tías, de amigas temporales y de siempre, de novias, más que novias, y de menos. Rostro de jefas y compañeras, de vecinas y caseras. Rostro de la que viaja en el asiento de al lado,
y quizá alguna vez tengan rostro de hijas.

Las mujeres de mi vida tienen nombre, aunque no viene al caso que me ponga a nombrarlas. Cada una se sabe dibujada en el trazo aficionado de estas letras. Estoy seguro que se sienten aludidas, y si no, son aquellas que cada vez que estamos cerca se nos derrite un poquito el corazón.
http://www.peterparedes.blogspot.com/

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