viernes, 15 de julio de 2011

Gente Reversible


No sé si aún existen, bueno, ¡qué digo! Por supuesto que deben de existir por allí, solo que ya no son moda. Quizá se pueden observar en algunos de esos videos ochenteros. Yo la recuerdo como uno de los mejores regalos que me dieran mis papás (y mamás - para que nadie se sienta excluido) en la navidad en que rondaba los 12 o 13 años: ¡una fabulosa jacket reversible!
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Hace mucho no las veo, tal vez no sean parte del closet de las nuevas generaciones, así que para quienes nunca las han visto, eran jackets que podías usar al revés o al derecho. Más bien debí decir que estaban diseñadas de manera que no había revés ni derecho, simplemente la usabas del lado que querías. Lo bonito era que un lado tenía colores diferentes a los del otro lado, de modo que tenías dos jackets en una, agregando funcionalidad y estilo a mi aspiración adolescente.
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Toda la demás ropa que he tenido es de la normal, de la que tiene derecho y revés. Con esa hay que tener más cuidado, porque nadie quiere salir a la calle con la marca por fuera. Igual muchas veces me ha pasado, quizá no al extremo de salir a la calle de esa forma, pero si cuando a mitad de la noche me despierta el recuerdo del último vaso de agua que tomé, y busco en la oscuridad, sobre el desorden de cobijas, la camiseta desaparecida; y sin prender la luz (para no despertar a los zancudos) me la pongo con los ojos aún cerrados, y llego al baño para descubrirme en el espejo en un risible estado sonambulesco, luciendo mi mejor gala de costuras por fuera.
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Y es que el revés de la ropa no nos hace lucir bien, nos muestra fuera de lugar, descuidados, despistados, incómodos y feos. Es el lado que debemos esconder pues esa parte de la tela no es tan bonita, además de que tiene un montón de etiquetas. Por ejemplo: una con la marca, otra con la composición de las fibras de la tela (50% Algodón, 50% Rayón), otra con las instrucciones de lavado (que si en agua caliente, que sin cloro, que mejor a mano, etc.), otra con las recomendaciones para el secado, otra con las instrucciones de planchado, otra con el sello de inspección de calidad, y no puede faltar aquella que dice "Made in ...". El revés también trae en algún lugar un repuesto de los botones; sin mencionar las costuras expuestas y los largos hilos que en muchos casos salen de ellas.
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Ésta comparación me desafía porque creo que soy como una de esas prendas comunes, con derecho y revés. Trato de presentar mi mejor cara, aunque lo que hay por dentro no es tan bonito. No me refiero al simple hecho de mostrar una cara alegre cuando en verdad uno anda desanimado; más bien a aspectos más trascendentales. Ejemplos tengo muchos, podría hablar de cuando le sonreímos amablemente a alguien, pero apenas se va le serruchamos el piso frente a los demás. O quizá cuando de palabra apoyamos una decisión familiar o de equipo de trabajo, pero por dentro resolvemos hacer un boicot pasivo. O cuando le decimos a alguien "claro, yo te llamo" con la plena convicción de que nunca vamos a llamarlo.
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Si ahondamos más en la comparación con el revés y el derecho de una prenda de vestir, pareciera que algunos somos expertos en hacer cosas correctas por fuera, pero con intenciones incorrectas por dentro. Disfrazamos la verdadera razón con una sonrisa, o con palabras bonitas, pero al otro lado se pueden ver las costuras e hilos sueltos de lo que realmente hay en el corazón. ¿Ejemplos? Por supuesto: Bajamos la ventana para dar dinero al indigente del semáforo pues qué va a pensar mi quienes van conmigo en el carro si no lo hago. Nos vamos a la misa o la reunión evangélica del domingo con el único motivo de cumplir con un estatuto religioso. Manejamos a la velocidad adecuada cuando sabemos que hay tráficos o cámaras. Nos ofrecemos a ayudar a una causa para que luego nos tomen en cuenta para lo que realmente queremos. Le decimos a alguien "Te amo" solo para usufructuar de la relación. Hasta vi algunos que llevan a la mamá o a la tía de paseo con la única intención de tener a alguien que se encargue de cuidar a los niños.
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Yo prefiero la gente reversible, conozco unos dos o tres en ese nivel, y cuando me comparo con ellos veo la enorme distancia que me falta por caminar, pero quiero llegar allí: Que lo que diga y muestre por fuera sea lo que hay por dentro, sin esconder nada, sin intenciones subterráneas o propósitos equivocados, sin doble moral, con integridad. Cuanta distancia me falta por caminar, pero como dijo Johnnie (el primo lejano del líder filibustero): lo importante es seguir caminando.

www.peterparedes.blogspot.com

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