Hace un
par de semanas, quizá por la inminencia del 2do disco, de las profundidades del
mar de mis recuerdos felices subió a tomar oxígeno uno en particular.
Yo tenía
la vida nueva (19 años), y una de mis canciones se había logrado colar en el
Festival OTI de ese año. La grabación la habíamos hecho el miércoles
anterior en #Teletica. En la noche del sábado pasaban el programa a las 8
pm donde los jueces decidían cuáles canciones iban a la final. Yo me fui
a verlo con mis amigos del barrio a la casa de Roberto, a 50 metros de la mía.
Al cierre
del programa, en el mismo segundo en el que los jueces anuncian que mi canción
pasaba a la final, todo estalló en gritos y la emoción se desbordó por puertas
y ventanas. Mi reacción inmediata, diría que instintiva, fue correr hacia
la casa de mis papás. Para mi sorpresa mi madre había reaccionado igual,
de modo que nos encontramos en la mitad del camino con la prisa atorada en la
garganta, y nos fundimos en un abrazo que estoy seguro que iluminó a las
estrellas de esa noche. Ese abrazo fue luego el combustible para muchas
empresas de mi vida. Gracias ma!
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